Un chaski recorre el imperio con un mensaje. Alguien pega una estampilla. Una pareja escribe en los muros de la ciudad y un entrenador envía su última arenga desde el hospital. Este no es otro capítulo de La Franja: es un mensaje en clave.
En medio de cajas, Paula Molina, Andrés Kalawski, Daniel Villalobos y Aldo Schiappacasse se preguntan si es cierto eso que dicen de que mudarse es igual de estresante que casarse, si es que todas las casas tienen historias que más vale respetar y si es que mudarse tras una tragedia o un crimen acarrea consecuencias. La Franja arma y desarma cajas, pero no se va a ninguna parte.
Un planeta moribundo, marcianos que ayudan, marcianos que amenazan. Extraterrestres, alienígenas y outsiders desfilan por las historias de una Franja en la que Paula Molina, Andrés Kalawski, Daniel Villalobos y Aldo Schiappacasse miran el cielo estrellado y se preguntan… ¿Hay vida en La Franja? (¿O más allá de ella?)
En La Franja hay un ambiente de respeto, pero a veces Paula Molina, Andrés Kalawski, Daniel Villalobos y Aldo Schiappacasse bajan la mirada y se ponen rojos mientras hablan de una posible bofetada a un Papa, de «Muertes imaginarias» de Roberto Castillo Sandoval y de lo que significan los «lujos innecesarios» en el fútbol.
La fila rota que desató una olvidada tragedia futbolera. La fila solitaria de Kafka. Las filas que sorprendieron en América. Los temas que conversan Kalawski, Molina, Schiappacasse y Villalobos mientras esperan, con paciencia, que llegue su turno.